lunes, 25 de enero de 2021

CRISIS ESCATOLÓGICA EN TIEMPOS DE PANDEMIA. UNA OPORTUNIDAD PARA MUCHOS.

Con la crisis de las hipotecas nos planteábamos si el verdadero origen del desajuste socioeconómico no eran los banqueros y bancarios, sino que estaba en el Estado fragmentado (de las autonomías en el caso de España) o en el fenómeno migratorio, mucho más cosmopolita. Con los inmigrantes se desencadenó una crisis humanitaria sin precedentes y sin receta de cuidados paliativos que se haya mostrado eficaz; y con la ineptitud política hemos llegado a una crisis institucional que se da la mano con las otras dos, hasta la llegada prevista de la crisis sanitaria con el horizonte puesto en el verano de 2.021, con el calor, cuando se supone que el efecto de las vacunas aseste el golpe definitivo y existencial al coronavirus. O al menos comience a notarse el doblegamiento de la ola que toque.
Por medio nos hemos dejado alguna otra crisis como la demográfica, que en tal naturaleza, desconocemos si es principio o fin. Quizás ésta sea el complemento perfecto para justificar positivamente el nomadismo “in crescendo” de la especie humana al combatir como ninguna otra las consecuencias nefastas de eso de ser “culillo de mal asiento”. Todas tienen superada, cual inmunidad de rebaño y por el motivo de llevarlo en su genética, la más extendida y por ello mismo, la más simple de todas: la crisis de valores; y es que como dice el padre de un amigo mío, no menos amigo, se ha perdido el temor a Dios.